miércoles, 21 de noviembre de 2012


Maquillarse en tiempos de Roma

Sombra aquí y sombra romana allá

Javier Ramos/Ampa Galduf
En época romana el repertorio de cosméticos,incluidos aquellos para disimular las arrugas, era considerable. Romanos y romanas  utilizaban varios ungüentos y potingues, además de una amplia gama de perfumes. 
Paralelamente , la mayoría de las mujeres recurria al maquillaje como un complemento más de belleza.
Cuando salían de casa, las romanas solían maquillarse, cosa que, desde luego, también hacían algunos hombres, quienes en ocasiones, se pintaban los ojos, las cejas y los párpados. La piel era balqueada con albayalde-carbonato e plomo-, los ojos oscurecidos con antimonio o pintados con azafrán, las mejillas coloreadas con orcaneta o minio dando un toque chillón del los escritores solían burlarse en sus sátiras. 
  • Lo más habitual en las mujeres a la hora de maquillarse eran los colores claroscomo el blanco y el rosado, aunque les gustaba resaltar los labios con carmín.
  • Incluso para permanecer en casa, las mujeres adquirieron  la costumbre de maquillarse cada día como signo de distinción heredado de la moda griega entre mujeres libres y esclavas.
La investigadora de la Universidad de Zaragoza, Josefina Pérez-Arantegui tras dirigir un estudio analizando residuos de piezas de cosmética época romana expuestas en el Museo de Zaragoza concluye que;
“La cosmética entonces ya era muy elaborada y se buscaban unas propiedades muy parecidas a las de los productos actuales, que fueran fáciles de aplicar y extender, para lo que en algunos casos mezclaban los polvos con aceites esenciales y aceite de oliva, además también eran resistentes al agua”

Maquillaje para mujeres y hombres

Las romanas, influenciadas por la moda griega, trataban de aparentar una tez lo más clara posible. Para paliceder el rostro lo maquillaban hasta hacerlo parecer más blanco o encarnado para lo que empleaban productos como el comino, tambien en escote y brazos.

Las dos pinturas principales empleadas para maquillarse la cara eran una sustancia blanca (cretacerussa) y una roja mezcladas con saliva. Incluso las venas de las sienes se marcaban con líneas de un color azul suave.
El maquillaje de los ojos -con un polvo negro similar al kohl egipcio que realzaba  la mirada-, y el peinado eran tareas que llevaban mucho tiempo. Para las pestañas y el contorno de los ojos se utilizaba polvo de antimonio. 
La ornatrix era la encargada de peinar, depilar y maquillar a su señora. Las paletas de estas artistas se conformaban de numerosos tarros, frascos y alabastrosde donde salían todo tipo de pomadas y afeites. La matrona solía tener su arsenal guardado bajo llave en el armario de la habitación nupcial (thalamus). Por la mañana, solía extenderlo sobre la mesa junto al cuerno molido que, a imitación de la emperatriz Mesalina (25-48), utilizaba para limpiarse los dientes.

Colorantes vegetales

¿Pero cómo se elaboraba el color rojo, los tonos rosáceos para el rostro y lasombra de ojos verde? Josefina Pérez-Arantegui, tras su estudio en suelo hispano nos aporta muchos datos de cómo en el mundo romano se obtenían las sustancias y colores deseados a partir de un proceso de tratamiento de elementos naturales.
Los tonos rojos con que se maquillaban las mujeres romanas, se podian obtenerde dos formas.
Por un lado se han encontrado las “tierras rojas”, compuestos de hierro de gran pureza y con tamaños de partícula finísimos, que se mezclaban con yeso para atenuar el reflejo final. También se usaba el cinabrio (sulfuro de mercurio) que era muy popular en la Hispania romana gracias a las minas de Almadén (Ciudad Real) que debido a la tonalidad resultante anaranjada lleva a pensar que se destinaba a los labios.

Para los matices rosados, se valían de colorantes orgánicos “Extraían el colorante de la raíz, que luego precipitaban para obtener una laca en polvo, cuyo color a la hora de usarse se matizaba con yeso”, cuenta esta experta.
Después, estos polvos parece que no se aplicaban directamente, sino que se mezclaban con otros compuestos, como el aceite de oliva, para conseguir una pasta más densa o líquida.
“El resultado podría ser como una crema algo densa, con consistencia, comparable a los pintalabios en barra”, explica Josefina Pérez-Arantegui.
En el caso de la sombra de ojos verdes, se recurría a las “tierras verdes”, con celadonita y glauconita, que también se usa como pigmento en la pintura mural.

Objetos de tocador

Para maquillarse la cara utilizaban ungüentarios y otros útiles de tocador comoespátulas, removedores, pinzas, peines, recipientes y agujas para el cabello, como una concha que se utilizaba para extender el colorete más fácilmente y un removedor (osculatorio), con el que se preparaban las mezclas.

A las diversas cajitas de uso cosmético y frascos destinados a aceites y perfumes sumaba la mujer en su ajuar personal los estuches en donde guardaban sus joyas y, por supuesto, los espejos, que se hacían en bronce, bien pulimentado por una cara, mientras que la otra solía estar decorado con figuras.

La depilación

Para depilarse los romanos usaban ceniza caliente de cáscara de nuez.
Al mismo tiempo el rasurado del vello y el arreglo de pies y uñas eran tan habituales, como puedan serlo actualmente. La linaza, que afina las uñas, y altramuces, que hervidos en vinagre disimulaban cicatrices, eran utilizados en el aseo de manera cotidiana.



Joyas y adornos

Los romanos adornaban exclusivamente sus manos con el anillo, que utilizaban como sello para firmar. Durante el Imperio, llegaron a emplearse todavía, incluso con piedras preciosas incrustadas.

Las romanas, en cambio, tenían una amplia gama de joyas y ornamentos como hebillas, horquillas, anillos, brazaletes, pendientes, collares, gargantillas y aros para los tobillos, en metales preciosos y con incrustaciones de pedrería de gran valor.
En la imagen, vemos a una matrona romana perfectamente peinada, maquillada y finamente enjoyada con pendientes y gargantilla. 

Bibliografía:

  • Roma de los Césares; Juan Eslava Galán.
  • Vida cotidiana en la Roma de los Césares: Amparo Arroyo de la Fuente.
  • Los romanos. Su vid y costumbres; E. Ghul & W. Koner.
  • La vida en la antigua Roma; Harold W. Johnston.
Fuente gráfica: www.elheraldo.es

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