sábado, 4 de mayo de 2013

una correcta exposición

Igual que para presentar un buen escrito, quien tiene que desempeñarse oralmente en público (clase, conferencia, exposición) se tiene que preparar. La oratoria, que se conoce como el estudio del "buen decir", diferencia clásicamente tres momentos o etapas en la preparación de un texto para ser dicho: la invención (
inventio), la disposición (dispositio) y la elocución (elocutio). Estas tres etapas se corresponden, en gran parte, con el proceso de la escritura que ya vimos en el Módulo I.

Es decir: primero, pensar bien qué temas vamos a incluir; segundo, en qué orden; por último, la propia exposición, con todos sus aspectos verbales y paraverbales puestos en juego.


2.4.1- Invención

Si te toca exponer un tema, sea individualmente o en grupo; sea un tema asignado o investigado por tu cuenta, el primer paso será precisar el alcance de lo que se va a contar: de qué vas a hablar exactamente. Este tema y lo que se decida incluir va a depender de ciertas variables:


-
El contexto (aula, auditorio, programa televisivo, etc.).

-
Los oyentes (el profesor, los compañeros, alumnos de otras facultades, padres, etc.).

-
El objetivo (mostrar un saber, entretener, persuadir acerca de una causa, etc.).

-
El tiempo del que se disponga, porque lo que se diga debe cumplir su objetivo en el tiempo asignado o razonable. Si lo que debo conseguir es una nota que me apruebe el examen, debo asegurarme de ser convincente e incluir los aspectos fundamentales, con la terminología precisa, en el menor tiempo posible.

Un segundo paso en la
inventio consiste en investigar el tema a partir de diversas fuentes: experiencia personal, entrevistas, bibliografía. Pongamos un ejemplo. En un grupo de voluntariado se les pide investigar sobre los diferentes programas de alimentación que existen en la ciudad de Córdoba para niños carenciados. Comedores, escuelas, ONGs, etcétera. Llegado el momento, deberán exponer esa realidad ante el público de la Universidad, donde estarán también los familiares de los alumnos, en un acto central. Lengua – Marcela Farré | 12

Será un momento en el escenario con el fin de dar a conocer lo aprendido y persuadir al público de que es necesaria la acción social de todos. En particular, mostrarán al público la importancia de lo que están haciendo en el voluntariado sobre este tema (por ejemplo, recaudar cartones de leche).

¿De qué fuentes vendrá la información que se cuente? ¿Qué datos son necesarios? Claramente, la experiencia personal será vital en la persuasión. Un hablante que no está comprometido con su tema, no podrá entusiasmar a nadie, ni de la verdad ni de la necesidad de lo que cuenta. Pero además, tendrán que aportar datos para dar credibilidad: cantidad de lugares donde los niños se alimentan, cuántos niños, mostrar imágenes… Y también datos sociológicos, psicológicos y médicos sobre la importancia de la alimentación. Habrá fuentes médicas, de la Municipalidad de Córdoba, encargados de comedores…

Por lo tanto, para precisar el tema y su alcance hay que tener en cuenta:

a) que lo que se diga parta de las creencias y experiencias del orador,

b) que se apele a autoridades en el tema (fuentes); y

c) que se plantee a través de evidencias que lo hagan creíble (datos).

Al igual que vimos para la escritura, aquí se pueden usar las mismas técnicas de generación de ideas (

brainstorming¸ mapas asociativos, palabras clave, etc.).

2.4.2- Disposición

En la
dispositio, es decir, en la organización de los materiales recopilados, habrá que emplear técnicas de argumentación para que se pueda convencer al auditorio. El tema se tiene que ir articulando de modo de llegar a cumplir su función cuando llegue el fin.

La exposición oral está precedida de una guía escrita. Casi todos los oradores se presentan frente al público con un papel, que no debe leerse sino funcionar como recordatorio del orden de los temas. Esto es lo que debo pensar en el momento de la
dispositio: ¿en qué orden me conviene presentar los temas? De ese modo, garantizo que esté completo y que se cumpla el objetivo.

Toda exposición tiene tres partes:

a) Introducción

b) Desarrollo

c) Cierre o conclusión


2.4.2.1- Introducción Lengua – Marcela Farré | 13

También llamada
exordio en la oratoria clásica, es la apertura del discurso oral. Tiene que estar perfectamente preparada ya que de esa primera impresión depende captar el interés del espectador. Los objetivos de esta primera parte son:

-
captar la atención;

-
construir la imagen que queremos dar de nosotros mismos;

-
entrar en tema. No es bueno demorar para decir de qué vamos a hablar, incluso es positivo anticipar conclusiones y objetivos.

Se recomienda pensar lo que se dirá en el
exordio al final de toda la preparación, porque entonces se tiene una visión global de lo que haremos.

Existen diferentes modos de comenzar: referirse al tema directamente, referirse a la audiencia, a la ocasión o a uno mismo; también se puede nombrar un hecho reciente conocido por el público, o dar un ejemplo, hacer una cita, etc. En cualquier caso, estas cosas deben llevar rápidamente al tema.


2.4.2.2- Desarrollo

Es el cuerpo de la exposición oral. En esta parte, deben estar todos los datos, la información necesaria sobre el tema. Y deben estar de manera lógica, coherente.

El desarrollo tiene que guardar tres cualidades:


-
unidad (evitar digresiones, detalles innecesarios, redundancias);

-
orden (los argumentos lógicamente encadenados);

-
progresión (no pasar abruptamente de un tema a otro sino enlazarlos).

En definitiva, organizar la
dispositio es un momento importantísimo. Redactar un plan o esquema básico de la exposición oral servirá para jerarquizar elementos, para no olvidarse de un punto importante, facilitará la unidad y la claridad. En ese papel con el esquema, habrá que anotar frases cortas y jerarquizar las ideas con diferente tipografía o con una numeración, así será de verdadera ayuda a la hora de estar frente a los demás.

2.4.2.3- Cierre

El final debe esforzarse por dejar claros los puntos fundamentales y dejar una buena imagen. Puede darse de diferentes maneras: con una cita, con un desafío, con una llamada a la acción, con un resumen, con un ejemplo, con una información que sorprenda, con humor. Ahora bien, hay que tener cuidado con el uso del humor, que solo es efectivo si aparece de modo oportuno y natural.
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Un buen final de discurso oral tendrá en cuenta estas reglas:


-
terminar en el tiempo previsto,

-
cerrar con convicción (tono de voz alto, contundente),

-
volver a mencionar el objetivo inicial, comprobando que se ha cumplido.

Una estrategia: cuando se encara el momento del cierre, es efectivo decirle al público que uno está terminando y cumplir: ¡terminar enseguida!


2.4.3- La exposición

Hemos llegado al momento de hablar, la elocución. Es lo que en la oratoria clásica se llama
elocutio. Estamos frente a la audiencia, que puede ser el profesor, los compañeros, otros estudiantes o un espacio más amplio y heterogéneo donde nos toque hacer valer nuestros conocimientos con algún fin.

La elocución pone en juego todo lo que aprendimos al comienzo de este módulo sobre las estrategias discursivas de la oralidad, lo verbal y lo no verbal: un buen uso del lenguaje (términos variados y precisos), una voz clara y fluida (cuidada), una presencia adecuada, un buen manejo de nuestro cuerpo (gestos, mirada, movimientos)… ¿Cómo conseguir que todo esto sea armónico y efectivo? ¿Cómo ser competente para la comunicación oral?

No hay otra receta que practicar. Exponer a pesar de toda resistencia. Es una práctica muy buena en la universidad la de pasar por situaciones en las que el habla formal sea una exigencia. La primera vez que expongas, por ejemplo en un examen final, seguramente te encontrarás frente a tus errores, tu ansiedad y hasta equivocaciones que en general no cometerías. Es normal que suceda, por eso cuanto más te "expongas", mejor; después de todo, la vida profesional te exigirá desempeñarte con éxito en una cantidad de situaciones donde todas esas competencias (lingüísticas y no lingüísticas) están en juego.

Una buena exposición implica haber practicado, por ejemplo frente al espejo, ante amigos, o filmarla. Sólo así se podrá evaluar si se conoce el tema, si se respetan los tiempos o si hay algún aspecto para modificar, como pueden ser las muletillas o los tics con el cuerpo (tocarse el pelo, poner la mano en el bolsillo y tantos otros que son inconscientes hasta que los detectamos).

El éxito del objetivo dependerá de varios factores:

1.

Empatía con el tema. Que el expositor muestre el tema como algo cercano a los sentimientos y experiencias de los que escuchan. Para el ejemplo citado, el de la necesidad de ayudar a organizaciones que

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da alimento a los chicos, habrá que empezar por mostrar esa necesidad como algo real, cercano, urgente.

2.

Conocimiento. El expositor tendrá que dominar su tema, no puede vacilar.

3.
Credibilidad. Poco conseguirá un alumno que es conocido por su frialdad o insolidaridad, que tiene una división en su vida entre la frivolidad propia y la supuesta acción social de la que habla. La credibilidad también se consigue mostrando un gran dominio del tema, el saber.

4.
Expresión correcta. Una exposición de lenguaje y voz agradable será más atractiva y acompañará al tema del mismo modo, haciéndolo interesante y positivo.

5.
Expresión adecuada. Un hablante entusiasta, seguro y convencido consigue sus fines. En esto los aspectos no verbales son un apoyo fundamental. Por ejemplo, un buen uso de las manos –enfatizando lo importante-, de los gestos –el movimiento facial, arqueando las cejas para mostrar el compromiso-, la mirada –que busca abarcar, y comprometer, a todos-, etc.

6.
Apoyos visuales. La exposición de las ideas puede estar muy bien ayudada y dirigida por herramientas audiovisuales. Estas son un apoyo: jamás deben reemplazar el discurso oral y el contacto con los oyentes. Los oradores que leen al pie las diapositivas de power point, que están llenas de texto, resultan aburridos y monótonos, además de reemplazables.

La función de las ayudas visuales son: impactar al público, simplificar ideas, concretar algún concepto demasiado abstracto, mostrar relaciones, reforzar la memorización. Esta última es una de las razones más importantes, pues con las ayudas audiovisuales se mejora notablemente la retención.


2.5- El miedo escénico

Ya lo conocemos. Es ese sentimiento de temor, de ansiedad, de inseguridad…, de "estar en blanco" -y hasta sudar- cuando tenemos que hablar frente al público. Conocido como "pánico escénico" o "miedo oratorio", le ocurre a casi el 80% de los oradores, y hasta los actores experimentados lo conocen.
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Hay que distinguir entre una sensación de nervios que puede dominarse y el verdadero "pánico escénico", que se define como una función síquica paralizante, un estado de nerviosidad patológica. Los signos externos que lo demuestran son: transpiración en las manos y en los pies, pulso acelerado, sequedad de la boca, temblor de las manos o de una pierna, tartamudez, subida de presión arterial, contractura muscular.

Puede afectar a expertos y a novatos. Por eso, lo que importa es conocer su origen, la raíz, y tratar de enfrentarlo. Gran parte del estrés oratorio surge de pensar que los oyentes tendrán una actitud crítica o que algún detalle salga mal y todo termine en fracaso.

Las causas del miedo oratorio son variadas: complejo de inferioridad, miedo al fracaso, falta de preparación del texto, reacción natural a lo inhabitual. En el fondo, se trata de un sentimiento de inseguridad, que se supera cuando se conoce muy bien el tema y entonces uno es capaz de olvidarse de sí mismo y su propio aspecto para centrarse en el referente.

Por eso, quien experimenta este tipo de estrés, antes de trabajar los aspectos persuasivos y paraverbales, tendrá que conseguir exponer al menos el contenido de modo claro, sin titubeos. La mejor forma de hacerlo es dominando el tema. Tendrá que preparar y conocer el doble de lo que efectivamente va a decir, porque esta reserva de material dará más seguridad. Hay que repasar siempre la exposición unos minutos antes de decirla, pensando con convicción que el tema es importante: sólo si uno siente entusiasmo podrá contagiarlo a los demás. Si no creemos en el valor de lo que decimos, mal podremos transmitirlo a los otros.

Se empezará con el tono natural de la voz pero aumentado en volumen, y se debe cuidar mucho la vestimenta, para que no sea un factor de distracción ni de malestar. Una clave: sonreír. Es como una especie de control mental, en el que la acción provoca el sentimiento. Si actúo como valiente, me siento valiente.


2.5.1- Cómo superar el miedo escénico

Lo principal es tener una actitud positiva de confianza en uno mismo. Esto supone saber que tengo la posibilidad de elegir entre dos emociones: la angustia o la confianza; puedo elegir entre disfrutar el momento o sufrir.

¿Qué hacer si la mente se queda en blanco? Lo más indicado es reconocerlo con humor y no intentar que no se note. Entonces, ¿cómo salir de la situación? Distintas maneras de hacerlo son resumir lo que se venía exponiendo, repetir con otras palabras lo último que se dijo o saltarse esa parte y continuar con otra.

Aquí se resumen, a modo de técnicas, consejos para superar el sentimiento de miedo escénico antes de exponer:

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1. Alguna vez ir a escuchar en vivo una conferencia. Será la ocasión para examinarla de otro modo, viendo que los demás también pasan por las mismas situaciones y las superan. Si no se da la ocasión, observar una clase que te guste desde ese punto de vista.

2. Conocer a fondo el tema y ensayar.

3. Usar la acción corporal para sentir confianza con uno mismo y con la audiencia: moverse para quitar la ansiedad, usar las manos, etc.

4. Tener claro que los demás quieren que nos salga bien; no están allí para cuestionarnos.

5. Practicar algún ejercicio de relajación antes de hablar. Un ejercicio es provocarse el bostezo, unos cuantos, antes de la exposición: ¡No se puede estar tenso cuando se bosteza!

6. Reírse un poco antes de empezar ya que la risa descarga las tensiones.

7. Acallar cualquier pensamiento de posibles problemas (del tipo: "y si...algo sale mal").

8. No pretender gustarles a todos: si alguno me critica, no pasa nada.


2.6- Herramientas



En esta sección te dejamos consejos y técnicas que pueden ser de utilidad en tu vida como estudiante.


2.6.1- Cómo tomar apuntes



Lo que vimos en este módulo acerca de las características de una exposición oral puede llevarse ahora al terreno de quien escucha. En concreto, tu participación como alumno en una clase o asistente a una charla.

El profesor o la profesora preparan cada clase con mayor o menor estructuración, pero siempre guiados por un programa y con un objetivo. El contenido no reemplaza la bibliografía teórica de la materia, pero debe considerarse con estricto seguimiento, porque siempre es una guía del temario y de lo que el tutor considera importante.

La respuesta a la pregunta sobre cómo tomar apuntes ante una exposición oral, cabe fijarse en dos aspectos:

a) Por un lado, cómo interpretar cuál es el contenido fundamental, lo que debemos anotar.


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b) Por otro lado, cómo hacer las anotaciones para que sean claras y permitan recuperar el contenido de la clase.


2.6.1.1- Estrategia para interpretar el contenido útil

El hablante –profesor o profesora- introduce su clase y nos cuenta unos sucesos. No sabemos entonces si lo que narra es parte del tema o una anécdota para introducirnos en él. O un caso que luego llevará a teorizaciones. Sin embargo, en cuanto aparecen ciertos signos sabemos que hay que empezar a anotar: la exposición se hace más enfática, toma más velocidad, se desarrollan definiciones… Es lo primero que te toca hacer: estar atento al momento en que empieza el tema y hay que tomar apuntes.

Como alumno es indispensable que sigas muy de cerca el

programa de la materia, saber en qué punto de éste se encuentra el dictado y cuáles son los ejes temáticos de esa unidad. Si hay dudas, no dejar de preguntarlo.

Por lo general, el profesor anuncia en la clase el
título o tema que tratará ese día. Ese es el eje al que deberás volver cada vez que asome un aspecto que te parece nuevo: preguntarse: ¿cómo se vincula con el tema general? ¿Es un apartado general o un subtema de otro que se viene hablando?

Además, en el desarrollo de su exposición, escucharás palabras que se repiten: conceptos teóricos,
términos técnicos, a veces nuevos. Siempre que aparezca un concepto así, hay que anotarlo y asegurarse de comprenderlo. Si es necesario, pedir que se repita la definición o que se explique más ampliamente. A veces un ejemplo es útil para fijarlo. Además, la repetición es un mecanismo de cohesión, por eso podrás tomar los conceptos repetidos como clave del tema eje. Desde el punto de vista paraverbal, esos conceptos imporantes irán señalados por movimientos de manos y gestos faciales que indiquen énfasis; lo mismo ayudará el cambio de entonación.

Durante el desarrollo del tema, habrá
transiciones. Cada una, señalada por un nuevo "título" o expresión teórica, estará marcada por elementos verbales como los enlaces o conectores y por elementos paraverbales que tendrás que "captar": en general, al introducir un tema el hablante realiza una pausa -lo que en un escrito sería el espacio de un apartado-. Los signos no verbales relativos a la voz, como la pausa y el cambio de tono, son una guía para entender cuándo comienza un nuevo subtema.

Aquí se resumen algunas estrategias que pueden ayudarte a captar lo más importante del contenido, guiados por las características de la lengua hablada:

- Tratar de diferenciar bien las

tres partes de la exposición: apertura, desarrollo y cierre.

- Centrarte en el
desarrollo, que en toda exposición es el lugar donde avanzan los contenidos teóricos, conceptos, definiciones o razonamientos. Lengua – Marcela Farré | 19

- No confundir las
ideas secundarias con lo esencial. Los ejemplos, citas y casos pueden ayudar a retener los temas, pero no son imprescindibles.

- Aprovechar el rasgo
redundante de la oralidad, ese que favorece la retención y asegura que, como alumno, termines de captar el tema completamente. Pero una vez que has comprendido la cuestión, bastará con una anotación breve, sin reiteraciones.

-
Desechar todos los rasgos propios de la oralidad que se explican por la simultaneidad: el desorden, las muletillas, las frases incompletas, etc. El alumno debe reponer el orden y completar las oraciones o conectarlas correctamente, una vez que se ha captado el contenido en su contexto.

2.6.1.2- Técnicas para redactar apuntes

Vas captando claramente el contenido en orden. Pero ¿cómo conviene apuntarlo? Aquí se enumeran algunas estrategias que son útiles, y que tal vez ya estés utilizando. No viene mal repasar su sentido:

a) Aprovechar los recursos del

espacio textual. Usar el espacio de la hoja de modo generoso. No abarrotar las frases en párrafos, sino más bien dejar lugares espaciados. Esto te permitirá completar alguna idea si en el desarrollo de su exposición el profesor añade algo vinculado a lo que anotaste, como el nombre de un autor clave, un libro para buscar, un ejemplo o un término.

b) Escribir las
frases completas pero breves. Sujeto y predicado. Sin adjetivaciones. Debajo de ella, y con un margen subordinado, anotar las ideas secundarias (los complementos, los desarrollos complementarios).

c) Usar
flechas para vincular contenidos.

d) Usar
llaves para englobar conjuntos de ideas.

e)
Enumerar ideas de la misma jerarquía con alguna señal icónica (viñeta, asterisco, punto) y colocarlas con el mismo margen, para captar a golpe de vista su relación.

f) Organizar la hoja con un
espacio esquemático, como un índice, de modo que sea legible el orden y la jerarquía de los temas.

g) Emplear
colores para resaltar términos técnicos en las definiciones o para los recursos icónicos que se quieran.

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