sábado, 4 de mayo de 2013

Cómo actuar ante un examen oral
Lengua – Marcela Farré | 20

Cualquier exposición oral, como hemos visto en esta lectura, requiere una preparación de distintos aspectos que van más allá de conocer el contenido. Lo mismo ocurre ante un examen o evaluación oral. En este apartado queremos incidir en lo siguiente: no se trata sólo de estudiar sino de tener una actuación correcta y adecuada, lo cual implica poner en juego las competencias comunicativas propias del discurso oral, por un lado, y los requerimientos de la situación de examen en sí misma, por el otro.

Vamos a considerar, entonces, qué factores hay que considerar antes de que llegue ese momento.


2.6.2.1- Preparar el examen


Prepararse bien significa dos cosas: adquirir el saber (estudiar) y ser competente para el discurso oral. Tendrás que ensayar o exponer los temas frente a otros, poniendo atención e interés en tu conducta no verbal:


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Tratar de ver al profesor en consultas previas, pues esto anticipa y disminuye las tensiones propias del encuentro examinador.

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Hacer un esquema (como un índice) del tema, con oraciones que resuman la idea central de cada apartado. En ese papel, es conveniente resaltar con color palabras clave, que accionen la memoria del resto.

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Para cada tema, prever cómo vas a introducirlo.

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En el desarrollo, anotar y memorizar palabras clave y términos técnicos propios de la disciplina.

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Prever un ejemplo para ilustrar las ideas.

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Tomar conciencia de las muletillas habituales (esteee, o sea, mmm) y ensayar de nuevo poniendo atención en no decirlas.

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Verificar que somos capaces de mover las manos y hacer gestos de interés, que acompañen el desarrollo del tema.

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Asegurar que no caemos en los tics que distraen como jugar con la lapicera o tocarse el pelo.

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Cuidar la apariencia, que tendría que denotar que se trata de una situación más formal, diferente de la clase habitual.

Al estudiar, hay que asegurarse de comprender el tema central de cada punto. Por ejemplo, si se trata de un artículo o capítulo, hay que identificar la tesis general del autor a lo largo del texto, más allá de haber estudiado algunas clasificaciones o definiciones internas. ¿De qué trata este artículo? ¿Cuál es la idea a la que se apunta a lo largo de él? Esto será tu guía para aprender los contenidos parciales.


2.6.2.2- La relación con el interlocutor


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Llega el momento de la evaluación. Los protagonistas de la situación son el profesor -o mesa examinadora- y el alumno. Aunque en el contexto se encuentren otras personas, la comunicación se baraja entre los protagonistas. A partir del momento en que comienza la evaluación no cabe que el alumno se dirija a sus compañeros que están en el aula, ni se gire para mirarlos.

El examen es una situación formal, y esto se debe ver también en el trato con el profesor y hasta el modo de saludar al comienzo de la comunicación. Nada impide que exista cordialidad, incluso un trato amistoso fuera de ese escenario, pero el examen no es una charla entre amigos. La misma formalidad marca que las posturas y movimientos sean sobrios y adecuados. Respecto de la mirada, el alumno debe abarcar a todos los examinadores (si hay más de uno).

En la exposición, debería predominar una actitud de entusiasmo, aunque signifique un esfuerzo disimular el cansancio. El profesor valora positivamente al alumno que se muestra expresivo y atento. Y esto, incluso, aunque el examen termine mal: el alumno puede estar disgustado consigo mismo, pero no puede dar muestras de enojo ante la mesa.


2.6.2.3-
Estructurar el tema

Tanto si es escrito como oral, el contenido se ha de exponer de manera organizada. Siempre se tiene que hacer una introducción, que en el caso oral podría ser decir brevemente de qué se va a hablar (qué aspectos se van a considerar, en qué orden se van a exponer).

Lo ideal es que, ante una pregunta, el alumno responda de modo completo y no sea necesario repreguntar, pedir que siga, que amplíe, etc. Asimismo, la respuesta tiene que desarrollarse con un orden lógico y no irse por las ramas, lo cual a veces se da por falta de estudio. Debe preverse (antes de empezar a hablar) un orden, que si el profesor lo permite, puede llevarse en un breve esquema escrito. Al responder, se espera que el alumno exprese oraciones asertivas y no con tono de duda, como si estuviera suponiendo o esperando a ver la cara del profesor para asegurarse.

Si el alumno se queda en blanco, no debe caer en expresiones como: "lo sé pero no me sale", "me matan los nervios", "ay, me trabé". Tenemos que dominarnos y enfrentar la situación de los modos que hemos visto antes (apartado 2.4.1).

Al mencionar un artículo o apunte, hay que citar la fuente (autor o título). No puede repetirse la muletilla "dice", sin identificar al emisor; o "dice la fotocopia o el apunte".

Una buena práctica es el uso del ejemplo, que aparece para ampliar, explicar, confirmar, demostrando cómo se relaciona el caso citado con la teoría. Por ejemplo, citar un caso a continuación de una definición, y hacerlo sin necesidad de que el profesor lo solicite. Los profesores valoran la búsqueda y aplicación personal de ejemplos.

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2.6.2.3- El lenguaje


En relación con la formalidad que supone este momento, se dejan las siguientes indicaciones:


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Dejar fuera del examen las expresiones coloquiales ("agarro y digo", "un montón", "qué sé yo" y otras).

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Evitar los vicios de la oralidad familiar o coloquial ("por ai", "es como que", "tipo").

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Detectar las propias muletillas y tratar de quitárselas de encima; al principio cuesta y nos puede trabar, pero al final se logra erradicar el hábito. Las más comunes son: "o sea", "esteee", "es decir", "bueno", "digamos", "después" (para dar paso a otro tema).

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No dirigirse al profesor tuteándolo, algo común cuando se quiere concretar una definición: "por ejemplo, si tomás este autor, te das cuenta…", "cuando querés describir", "si dividís los capítulos", etc. Hay que ser capaz de abstraer, usando la tercera persona: "si se toma este autor", "cuando se quiere describir"; etc.

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Procurar que aparezcan en la exposición los términos propios de la disciplina que se evalúa, sobre todo los conceptos nuevos.

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Expresarse de manera correcta y precisa (no "una idea aproximada", que "es más o menos lo mismo"). La lectura de los textos académicos te mostrará la pauta de qué se espera en tu exposición.

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Bibliografía Lectura 2


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