jueves, 25 de julio de 2013

El análisis de rostros en la psicopatía
El método de tratamiento de rostros, visto como un parámetro de evaluación de las asimetrías y simetrías cerebrales emocionales, plantea la posibilidad de abordar problemas relacionados con el funcionamiento emocional en los psicópatas. La idea central que intento sostener en este trabajo, proviene de considerar a la expresión facial como una reacción emocional que requiere de regulación. La expresión facial como elemento observacional, puede considerarse como el reflejo de la emoción que configura un rostro, el rostro debe ser consistente en un determinado espacio de tiempo, para hallar en el su propia esencia, el rostro reproducirá el impacto emocional recibido por toda una historia de interacciones del sujeto con los otros. Este proceso es complejo, por lo que no es suficiente presentar el rostro que presupone una psicopatía, sino que se requiere el análisis de los módulos cerebrales que intervienen en la configuración del rostro.
Desde que el infante inicia el establecimiento de sus propias reglas de interacción social, el cerebro desarrolla mecanismos de reacción emocional que permiten al individuo adaptarse a su medio ambiente. La expresión facial es determinante en la construcción de reglas de comunicación que se van moldeando, de acuerdo con las experiencias de relación con los otros. La expresión facial es dinámica en el sentido de que provoca emociones en los otros, situación que es primordial para la satisfacción de necesidades afectivas. En síntesis, el rostro registra en forma de código interno no verbal, su propia historia afectiva; esta se presenta en las psicopatías como un desorden funcional emocional que podemos observar en las configuraciones faciales que controlan los dos hemisferios cerebrales.
Evolución del cerebro y la corteza prefrontal
Por largo tiempo ha sido comúnmente aceptado por los estudios en física, que los fenómenos naturales tienden a preservar una paridad, la vida se nos muestra gobernada por procesos simétricos (Springer S. P. y Deutsch 1988). Los mecanismos que regulan el desarrollo de la estructura corporal en la evolución de las especies parece manifestar este mismo fenómeno, sin embargo en el caso de la evolución del cerebro en el ser humano, parece seguir otro comportamiento en sus funciones; conforme se avanzó en la escala filogenética, se fue infiltrando una nueva corteza que se expandió y dio origen a los dos hemisferios cerebrales, al mismo tiempo se desarrollaron las áreas 41 y 42 de Brodman, fundamentales para que el ser humano fuera capaz de darle sentido y significado a sus propias acciones. Las fuentes de conocimiento sobre el cuerpo se han distribuido por niveles jerárquicos hasta llegar a los lóbulos frontales,
constituyendo funciones asimétricas, que regulan las emociones y la conducta (ver esquema 1).
Con el desarrollo de la cultura los lóbulos frontales han podido ampliarse y modificar sus funciones, dando lugar a otra estructura apenas recientemente investigada, la corteza prefrontal; esta estructura es la que quizá tenga menos tiempo de evolución, puesto que de ella depende en gran medida el intercambio de información que requieren los dos hemisferios cerebrales para la regulación de las emociones. Esta corteza parece no mantenerse estática en el proceso evolutivo, sino que continua sufriendo modificaciones. El desequilibrio provocado por la forma de vida que llevan los seres humanos en la actualidad, a ocasionado una perdida de la realimentación de la información que generan ambos hemisferios cerebrales, situación que ha provocado un desequilibrio, que en los casos mas graves, se constituyen en psicopatías, en donde el individuo no es capaz de sentir culpabilidad y arrepentimiento.
Fenomenología de la Configuración del Rostro en la Psicopatía
El primer eslabón de la configuración del rostro podemos identificarlo en el momento que el infante deposita su mirada en el rostro de la madre, aproximadamente a los dos meses de edad, el sistema amigdalino( centro de la agresión), estará plenamente maduro para
actuar sobre su medio ambiente, el infante cuenta con la programación filogenética que le permite responder a las expresiones faciales de la madre, sin embargo la adquisición de esta experiencia no quedará bien consolidada hasta que el infante complete su desarrollo hasta los tres y cuatro años de vida, tiempo en que las investigaciones sobre mielinización reportan en el hipocampo su máximo potencial de madurez( Izard, C.,1993) . Por otro lado, se tiene conocimiento de que la corteza prefrontal recibe directamente información proveniente de la amígdala y el hipocampo, por lo que es muy probable que el infante emplee su corteza prefrontal para integrar el programa filogenético de la especie, con experiencias emocionales obtenida de sus relaciones sociales. Lo que significa que una interacción deficiente con la madre o un abrupto rechazo modificará el curso del desarrollo normal de la corteza prefrontal, y por supuesto la reacción facial expresiva en el rostro, es a través del rostro como el ser humano regulará el comportamientos de los otros, asimilando e imitando los rasgos que le permitirán identificar las sensaciones de agrado y desagrado de las personas.
Es evidente que la manipulación facial interviene en la moderación de la experiencia emocional, recurriendo a expresiones faciales involuntarias como la sonrisa o voluntarias para lograr comunicación o empatía con otros seres humanos. Por lo que en la psicopatía la interacción deficiente con la madre o sustituto repercutirá en el desarrollo cognitivo propiciado por la corteza prefrontal. Cuanto mayor sea el desarrollo cognitivo en el niño, mayor será el control de la musculatura facial.
Otro momento crítico del desarrollo en la infancia, que puede darnos información de cómo se va estructurando el sistema emocional en el psicópata y su inexpresión facial hacia el dolor y el sufrimiento, es la conducta de exploración alterada por la deficiente interacción con la madre en los primeros seis meses de edad, etapa importante en el reconocimiento de sus propias emociones, si el niño no recibe reforzamiento de sus propias señales emocionales, el infante en el futuro no será capaz de identificar emociones empáticas, de tristeza, alegría y miedo. Lo que originará una organización cerebral con predisposición a la búsqueda compulsiva por la excitación de estas emociones, esta tendencia podemos observarla en el psicópata cuando en sus crímenes obtiene excitación, a partir del rostro de terror de sus victimas (ver esquema 2).
Si el proceso de desarrollo del infante continua por esta vía, a los 8 meses de edad se le sumará otro problema a la estructura, debido a que en esta edad el infante comienza a diferenciar los rostros familiares de los extraños, la conducta de no tomar en cuenta las emociones y afectos de los demás podría tener sus inicios en esta etapa de desarrollo, en las psicopatía mas graves no se observará diferenciación de sus propias emociones, respecto a su familia y extraños, existe una generalización, manteniendo siempre una distancia en sus afectos hacia las personas( conducta superficial). Las personas serán objetos que se puede manipular a su antojo sin ningún remordimiento y culpa.
Oro dato importante, que aclara el porque los psicópatas muestran dificultad para el reconocimiento de palabras emocionales, es el hallazgo de que en el primer año de edad comienzan las primeras vinculaciones de las imágenes del rostro, con las palabras. En la psicopatía este fenómeno no se dará del todo en forma exitosa, así parece constatarlo, experimentos con tareas lingüísticas sobre el reconocimiento emocional; los psicópatas obtienen puntajes bajos en estas tareas, con respecto a los sujetos considerados normales(Raine A. y San Martín J. 2000 ).
Asimetría Cerebral Emocional y Corteza Prefrontal.
El lenguaje al igual que la expresión facial son categorías que nos permiten observar como se manifiestan las emociones en los
individuos y a partir de este dato es posible inferir por lo menos de manera hipotética, sus anteriores relaciones de apego y empatía. Si en el psicópata la característica es la utilización de los seres humanos como un objeto, este dato distintivo tendrá que reflejarse en el rostro o en su expresión lingüística, puesto que no se puede fingir lo que no se tiene, sobre todo cuando hablamos de experimentar ciertas emociones.
Sin embargo para entender este proceso es necesario, adentrarnos más en el redescubrimiento del funcionamiento de la corteza prefrontal, sobre todo poner más atención en el fenómeno de asimetría cerebral y su relación con la expresión facial emocional.
Se tiene conocimiento de que la región prefrontal es la única área que se conecta directamente con el sistema limbico, además es la última estructura cerebral en madurar (hasta las primeras dos décadas del vida), observándose un desarrollo acelerado alrededor de los 2 y 5 años (Solms M.; Turnbull O, 2002). Etapa crucial para el desarrollo del lenguaje y la función simbólica. La investigación de las funciones de la corteza prefrontal abarcan también el estudio del estado de ánimo y la actividad onírica. Se sabe que si se destruyen las estructuras colinergicas del tronco cerebral no hay mas sueño REM, sin embargo se conserva la actividad del sueño, solo desapareciendo cuando se lesiona la corteza prefrontal ventromedial, área que recibe los estímulos del accumbes o centro de los deseos apetitivos( Zald, D.H. Matson, D.L. & Pardo, J.V. 2002). Partiendo de estos estudios no sería aventurado pensar que la corteza prefrontal junto con el lenguaje, se encuentran implicados en el proceso evolutivo que dio la posibilidad de estructurar funciones asimétricas en la organización de los hemisferios cerebrales, y con ello el proceso de humanización con la aparición de la conciencia.
La baja activación de la corteza ventromedial encontrada en los casos de psicopatía, es posible que se relacione con una dificultad para auto monitorear los sentimientos y emociones de si mismo y los demás. Limitación que observaremos en la configuración simétrica de la expresión facial como perdida de esta dualidad que permite el trabajo emocional coordinado por los dos hemisferios cerebrales, si en un sujeto normal predomina la expresividad emocional en la mitad facial contra lateral del hemisferio derecho, en el psicópata no se registrará este fenómeno en forma significativa, por lo que el rostro se mostrará intacto a las diferencias asimétricas en el aspecto emocional.

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